¿Cuándo debemos tomar LA COMUNIÓN?

La “Comunión ” o “Cena del Señor ”, como tantos puntos esenciales de la verdadera doctrina original, ha caído en el fango de la tradición errónea. En este artículo se presenta la verdad sobre cuándo debemos celebrar esta ordenanza.

por Herbert W. Armstrong

Hoy muchas iglesias toman esta ordenanza sagrada en modos diferentes. Una iglesia afirma que el pan y el vino se transforman literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Algunas toman esta “Santa Cena” una vez cada mes, por la mañana; otras la toman cuatro veces al año, por la noche.

De hecho: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino” (Isaías 53:6).

No hay más que una manera para recobrar la verdad clara que una vez fue dada a los santos: poner aparte nuestras suposiciones y tradiciones para entonces, con una mente abierta, escudriñar diligentemente las Escrituras, el único testimonio de’ lo que fue una vez dado.

El origen

Vamos a examinar los pasajes bíblicos que muestran la institución de esta ordenanza.

Leamos primero en el capítulo 22 de Lucas: “Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles… Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (versículos 14, 19-20).

Obsérvese que “cuando era la hora” Jesús presentó por primera vez el pan y el vino. Hubo un tiempo preciso, una hora definida, cuando El observó esta cena, dándonos un ejemplo.

También mandó a los apóstoles: “Haced esto”. ¿Por qué? “En memoria de mí”, dijo Jesús. Fue entonces un memorial observado para conmemorar su muerte. Él instituyó esta ordenanza en aquella trágica noche, la víspera de su muerte.

En Mateo 26:26 leemos: “Y mientras comían, tomó Jesús el pan” y dio origen a esta solemne ordenanza que se conoce comúnmente como “Comunión”, “Santa Cena” o “Cena del Señor”. ¿Qué era lo que ellos hacían? ¡Estaban observando la Pascua! (Mateo 26:17 y Lucas 22:15).

Mateo 26:2 nos dice lo siguiente: “Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado”.

Jesús sabía que su tiempo había llegado. El mismo fue nuestra Pascua, sacrificada por nosotros (ver 1 Corintios 5:7).

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?” (Mateo 26:17).

Después de la puesta del Sol (según la Biblia, los días empiezan a partir de la puesta del Sol), Jesús se sentó a la mesa con sus discípulos (Mateo 26:20; Marcos 14:15).

“Y mientras comían [la cena pascual], tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:26-28).

Así, vemos que fue la noche de su última cena de Pascua que Jesús estableció la llamada “Cena del Señor” o “Comunión”. Para entender completamente la conexión que existe entre la Pascua del Antiguo Testamento y la “Cena del Señor” del Nuevo Testamento, vamos a hacer un breve examen de la Pascua,

La Pascua bajo el Antiguo Pacto

La Pascua original marcó el éxodo (la salida) de los hijos de Israel de Egipto. Dios había derramado las plagas sobre Egipto para inducir al faraón a que dejara salir a los israelitas. Esto se halla descrito en el capítulo 12 del libro de Éxodo.

El día 10 del primer mes del calendario sagrado (el año sagrado empezaba con la Luna nueva cerca del equinoccio primaveral, en marzo o abril, no en enero como es el caso con el calendario romano) se les ordenó que tomaran corderos sin mancha o defecto, los cuales representaron a Cristo, el Cordero de Dios. Estos corderos fueron guardados hasta el día 14 del primer mes cuando los sacrificaron “entre las dos tardes” (Éxodo 12:6).

La Jewish Encyclopedia (Enciclopedia Judía) nos informa que la expresión “entre las dos tardes” significa el período entre la puesta del Sol y el ocaso, precisamente al comienzo de un nuevo día. Vemos pues, que los corderos fueron sacrificados a la hora en que principió el día 14 del primer mes.

Tan pronto como los corderos fueron muertos, la sangre fue rociada en el dintel y en los dos postes de las casas. Entonces los israelitas asaron los corderos y los comieron de prisa. A la media noche de aquella misma noche, el ángel de Dios pasó por la tierra de Egipto matando a todos los primogénitos. Pero Moisés ya había dicho a los israelitas: “Cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará el Eterno aquella puerta” (Éxodo 12:23).

Por siete días no comieron el pan leudado de costumbre sino sólo pan sin levadura. El 14 del primer mes (llamado abib o nisán) era la Pascua y el 15 era un día de fiesta o día santo anual (Éxodo 12:15-16 y Números 28:16-17). El decimoquinto era el primer día de los siete días de la Fiesta de los Panes sin Levadura y el séptimo de éstos, el día 21 del mes, era también una fiesta o sábado anual. Todavía es un día de gran fiesta entre los judíos.

Los corderos fueron sacrificados por la tarde a la puesta del Sol (Deuteronomio 16:6), y los israelitas los comieron el mismo día 14 (Levítico 23:5-6), no después que el día hubo terminado.

Año tras año Israel continuó observando la Pascua.

Instituida para siempre

Tomemos nota ahora de Éxodo 12:17, 24, La Pascua fue instituida como estatuto perpetuo. Algunos afirmarán que la circuncisión no ha sido abolida sino cambiada; hoy es la del corazón (Romanos 2:29). En ambos casos Dios quiso decir para siempre, y por eso, como hemos visto, durante su última cena pascual Jesús cambió sólo el modo de observar esta ordenanza. Por cuanto el Cordero de Dios fue sacrificado de una vez por todas, ya no matamos un cordero. En cambio tomamos el pan, que simboliza su sangre derramada, como una conmemoración de la muerte de nuestro Salvador.

¿Cuántas veces al año debemos tomar la “Comunión”? 

Leamos ahora Éxodo 13:10 donde habla de los Días de Panes sin Levadura: “Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año”. Debemos observarla una vez por año, por la noche, después que el Sol se ha puesto al principio del día 14 del primer mes del calendario sagrado.

Jesús nos dio un ejemplo (I Pedro 2:21) observándola una vez al año en este tiempo especificado (Lucas 2:42).

Supongamos que los israelitas en Egipto hubieran observado esta ordenanza a alguna hora diferente de la fijada por Dios. ¡Ellos no hubieran sido salvados cuando pasó el Eterno aquella noche! Dios hace las cosas a tiempo. Nos ha dado un tiempo exacto para esta ordenanza y Jesús la instituyó “cuando era la hora”.

La ordenanza de humildad

Al relatarnos los acontecimientos de la institución de la “Cena del Señor”, Mateo, Marcos y Lucas describen lo relacionado con el pan y el vino, pero Juan relata otra parte de esta ordenanza.

Después de la cena pascual (Juan ¡3:1) Jesús tomó una toalla (versículo 4) y comenzó a lavar los pies de los discípulos (versículo 5).

“Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:12-15).

Algunas personas disputan que Jesús les mandó solamente a los discípulos lavarse los pies unos a otros, aunque reconocen el hecho de que fue un mandato para ellos. Veamos, pues, lo que Él les dijo a estos mismos discípulos: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mateo 28:19-20). Por eso ellos nos debían enseñar a nosotros a observar todas las cosas que El les había mandado. Dios no hace acepción de personas.

Observada una vez al año por la Iglesia primitiva

Leamos ahora I Corintios 5:7-8: “Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con. panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”.

Pablo da instrucciones respecto de la “Comunión” en el capítulo 11 de I Corintios. Algunas personas interpretan el versículo 26 de esta manera: “Tomadla tantas veces como os plazca”. Pero la Biblia no dice eso. Dice: “todas las veces” que la observareis, “la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. Y mandó Jesús: “Haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (I Corintios 11:25). Lo hacemos en memoria de la muerte del Señor, como una conmemoración de ese sacrificio. Las conmemoraciones de ocasiones importantes siempre son observadas anualmente, una vez al año, en el aniversario del acontecimiento que se conmemora, como por ejemplo la independencia de un país.

Jesús instituyó esta ordenanza del Nuevo Testamento en la víspera de su muerte. Era el día 14 de Abib según el calendario hebreo. Él mismo fue nuestra Pascua, sacrificada por nosotros ¡el mismo y exacto día del año en que habían sido sacrificados siempre los corderos!

Como la Pascua del Antiguo Testamento conmemoraba la liberación de los israelitas de Egipto, país que en la Biblia representa el pecado, la “Cena del Señor,” que es una continuación de la Pascua con emblemas diferentes, conmemora la muerte de Jesús y nuestra liberación del pecado.

Inmediatamente después de esa cena, Jesús y sus discípulos se fueron a Getsemaní donde, más tarde aquella noche, Judas Iscariote condujo a la multitud sanguinaria, quienes echaron mano de Jesús y le trajeron para ser crucificado a la luz del mismo día 14 del mes.

Jesús nos dio un ejemplo y al seguirlo, observando esta ordenanza sagrada en el mismo tiempo en que Él la observó, el mismo tiempo que la Pascua siempre se celebraba y en virtud de habérsenos mandado guardarla para siempre, continuamos recordando su muerte anualmente en el mismo aniversario de su crucifixión. ¡Es la observancia más solemne y sagrada del año, especialmente cuando se observa a la hora bíblica!

Fijémonos brevemente en los versículos 27 y 29 de I Corintios 11. Aquí no se refiere a que un cristiano sea o no digno de tomarla. Habla más bien de la manera en que lo debemos hacer. Tomarla indignamente es tomarla en una forma equivocada e inadecuada. Si los israelitas en Egipto hubieran observado la primera Pascua en cualquier otro tiempo fuera del tiempo señalado por Dios, lo hubieran hecho indignamente y hubieran sufrido la plaga. De seguro si nosotros, una vez que entendamos la verdad, participamos de esta ordenanza tan sagrada en cualquier otro tiempo que el indicado por la Biblia, lo hacemos en una manera indigna y para nuestra condenación. Tomar el pan y el vino sin aceptar verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo con todo el corazón, es tomarla indignamente y para nuestra condenación. ¡Observémosla dignamente!

El ejemplo de la Iglesia del siglo primero

Durante el primer siglo la Iglesia de Dios, bajo la dirección de los apóstoles originales, continuó observando esta ordenanza solemne una vez al año en un tiempo fijo.

Los Días de los Panes sin Levadura eran observados aún por el apóstol Pablo. En Hechos 20:6 leemos: “Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas”. ¡Esto aconteció alrededor del año 59 de nuestra era!

Ahora leamos Hechos 12:3. El Espíritu Santo inspiró la inclusión de estas palabras en el texto bíblico como una referencia cronológica, para indicarnos en qué estación del año ocurrieron ciertas cosas: “Eran entonces los días de los panes sin levadura”. Esta referencia no habría tenido significado alguno si estos días hubieran sido rechazados por los cristianos y si eran guardados solamente por los judíos quienes habían rechazado a Cristo.

Como por el testimonio de dos o tres testigos se establece una cosa, analicemos un tercer texto, Hechos 12:4: …se proponía sacarle al pueblo después de la pascua”. Esto aconteció más de 10 años después del establecimiento de la iglesia neotestamentaria.

¿Qué significa “partir el pan”?

Algunas personas acuden a Hechos 20:7, donde dice: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan…” Para ellos esta escritura quiere decir: “Tomad la Cena del Señor o Comunión todos los domingos por la mañana”.

Vamos a examinar más detenidamente esta escritura. Notemos el versículo 6; esto tuvo lugar poco tiempo después de los Días de Panes sin Levadura, cuando ya se había celebrado la “Cena del Señor”. Pablo estaba predicando un sermón de despedida en Troas, listo para irse a la salida del Sol. ¿Cuándo estaba predicando? No era domingo por la mañana sino durante lo que hoy llamaríamos el sábado por la noche. Era entre la puesta del Sol, cuando el primer día de la semana empezaba, y la media noche (versículo 7), pues había muchas lámparas (versículo 8). Ya era después de la medianoche cuando partieron el pan. ¿Por qué lo partieron en aquella hora? ¡Porque tenían hambre! Nótese el versículo 11: “Después de haber… partido el pan y comido…

“Partir el pan” no necesariamente se refiere a la “Cena del Señor” como creen algunos. En Hechos 27:34-35 leemos: “Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud… Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer”.

Veamos Hechos 2:46: “…y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría . . Los apóstoles estaban partiendo el pan diariamente, es decir comiendo juntos, y Pablo nos dice que si comemos para satisfacer el hambre en la observancia de la “Cena del Señor”, lo hacemos para nuestra condenación (I Corintios 11:34).

En Mateo 26:29 Jesús dijo que no volvería a participar de la “Cena del Señor” hasta después de su segunda venida, cuando haya establecido su Reino. No obstante, más tarde, cuando estaba sentado a la mesa con el propósito de cenar, partió pan y lo bendijo (Lucas 24:29-30).

En algunas partes del mundo aún se acostumbra usar un tipo de pan que no se rebana sino que se “parte”. Asimismo, los apóstoles usaban un tipo de pan que tenían que partir para comerlo. Por consiguiente, en aquella época “partir el pan” era un término común para indicar comer una comida.

Volvamos a la fe “que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Observemos esta ordenanza sagrada con humildad como la Biblia nos manda y en la hora correcta: a la puesta del Sol, al comienzo del día 14 del primer mes del calendario sagrado.

El primer día del nuevo año empieza cerca del equinoccio primaveral, cuando la Luna nueva es usualmente vista primero en Jerusalén. El calendario judío, como es usado por los judíos de hoy, está correcto. Pero debemos tener en cuenta que “en el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es del Eterno. Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura al Eterno; siete días comeréis panes sin levadura” (Levítico 23:5-6). Los judíos ya no observan la Pascua el día 14; lo que ellos observan es en realidad la Fiesta de los Panes sin Levadura, que comienza una noche después de la Pascua, en la víspera del 15 del mes. La Pascua, conocida comúnmente como “Cena del Señor” o “Comunión”, debe ser observada 24 horas antes de que los judíos observan lo que ellos llaman erróneamente la Pascua.

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